lunes, 6 de octubre de 2008

Son las 10 y media. Todo está bien.

pero no... son las cuatro menos diez de la mañana, estás dormido, con dos amigos más en tu habitación, hablando en sueños.

Cuando era pequeño, y dormía con mi hermano, había veces que nuestra madre entraba enfadada en el cuarto. Teníamos que estar dormidos y estábamos de cháchara. El problema es que estábamos de cháchara, pero estábamos dormidos. Tanto mi hermano como yo hablamos en sueños. Y encima tenemos la mala costumbre de responder a lo que nos preguntan. Vamos, que seguimos la conversación (más o menos).

Esta "habilidad" tiene algún que otro handicap. Sin querer me he metido en follones con alguna ex sólo por mantener una conversación por la noche, y a la mañana siguiente, no ya no acordarme de lo que he dicho, sino sencillamente no saber ni que he dicho nada.

Es una cosa que se me tiende a olvidar. Pero a veces vas de viaje con amigos, y te lo dicen al día siguiente te preguntas ¿que coño habré soñado? ¿y porque no tiene nada que ver con lo que recuerdo que he soñado?

Dejarme que me explique un poco mejor. Suelo recordar mis sueños siempre. Todas las mañanas me despierto recordando algún cacho del sueño. No todo el sueño, y no con todo detalle, pero siempre sé algo de lo soñado.

Mis sueños me afectan mucho. Muchas decisiones las tomo mientras duermo. Todos los estímulos que he recogido a lo largo del día se re-ordenan y toman sentido. A veces tengo sueños que parecen salidos de Twin Peaks. No salen enanos y gigantes, pero la gente que sale me aclara cosas. No me estoy poniendo metafísico, nunca creeré que un poder superior se comunica conmigo a través de mis sueños, sencillamente, lo que hago es terminar el puzzle. Como todas las noches recuerdo algo de lo soñado me siento bien en mi creencia. Y encima me funciona (más o menos)

Y de repente me cuentan parte de mis sueños. Al menos la parte de mis sueños en la que hablo. Y no tiene nada que ver con lo que recuerdo de mis sueños, lo que me molesta...

Seguiré intentando sacar consejos de mis sueños, pero ahora sé que los cabrones de ellos esconden más de lo que cuentan.

Son las 10 y media. Todo está bien.

La foto es del "Puente roto de los Sueños" de Salvador Dalí

1 comentario:

Último Íbero dijo...

Pues yo me lo he pasado muy bien con tus discursos nocturnos, la verdad. Eso sí, a veces hablas un poco alto y despiertas al ocasional compañero de habitación (¡qué no de lecho!).