Como todos los años, y mientras se aproxima el final del año, repasamos lo que hemos hecho en el último año.
Antes, como todo el mundo, uno recordaba sólo las cosas generales, los hechos significativos del año y poco más. Pero tener un blog hace que tus estados de animo se documenten. Quizá hables de cosas totalmente impersonales, pero un trozo de ti se ha quedado en esa entrada, y, leerla cuando ha pasado un tiempo, hace que lo que hacías, pensabas y/o sentías en ese momento vuelva a ti.
Recuerdo por ejemplo que hacía cuando conocí a alguien, cuando me dí cuenta de un detalle que me ha complicado la vida durante medio año. De días que estuve realmente mal, de días que estuve misteriosamente bien. De los murciélagos, de las charos, del fin del mundo, de que ya no volveré a probar carne como la que comí en un garito chungo.
Si no fuese por este balance podría haber pensado que el año no fue nada especial o para recordar, pero garantizo que con sus cosas buenas, y sus cosas malas, ha sido un año digno de recordar.
1 comentario:
Los blogs van a terminar con nuestra capacidad de autoengaño y olvido, que nos ha permitido sobrevivir como especie hasta hoy.
Yo no mito atrás que me mareo. Bastante tengo con lo que me viene por delante. :P
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