Los secretos pueden clasificarse por distintas categorias. Por un lado tenemos la calidad del secreto. Hay secretos que merecen ser secretos toda la vida, y secretos que tienen que contarse lo antes posible. Otra categoría es la de grado de comunicación del secreto: los hay que nadie conoce, los que sólo son conocidos por un reducido número de personas y los que conoce todo el mundo, pero que pese a esto siguen siendo secretos.
Si cogemos un secreto que todo el mundo quiere contar, y que conoce todo el mundo tenemos un secreto a voces, y son un estress
La situación es la siguiente, tres amigos se van a cenar, y los tres saben, de forma individual una cosa que merece ser comentada. Los tres se están mordiendo la lengua por contar algo, y ninguno dice nada... indirectas, frases dejadas a medias... hasta que después de un rato largo de hacer el capullo, uno, harto ya, lo suelta. Los tres se quedan mucho más relajados, y al poder hablar del tema abiertamente la conversación mejora.
Otras veces, la situación no tiene un punto de catarsis, lo que hace que cuando el grupo se disuelve, te preguntes ¿hemos estado hablando de lo que hemos estado hablando? ¿o contábamos otras cosas?
Todos nos mostramos orgullosos de ser sinceros, algunos incluso se jactan de decir las cosas sin anestesia ni nada. Pero luego en situaciones como las anteriores nadie sabe que decir, ni como decirlo.
De verdad, es un estress.
2 comentarios:
Indirectas, frases inconclusas... un ejemplo está en este mismo texto, donde parece que hablo de una cosa y hablo realmente de tres o cuatro....
Lo dicho, un estress.
Aquí no saber por dónde van los tiros (como es mi caso) es una tremenda ventaja y la solución contra el estres.
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