martes, 20 de enero de 2009

Clichés (2): La novela de Dan Brown

Alexander Povonov, es brutalmente asesinado por un asesino sordociego, pero justo antes de morir es capaz de esconder en un enigma el secreto por el que le han matado.

Harry Davenport es un profesor universitario muy listo. Habla 7 idiomas a la perfección y es capaz de imitar al menos 4 acentos en cada uno de ellos. Como estudioso de la obra de Leon Tolstoi viaja por el mundo dando charlas, cuando, mientras visita San Petersburgo, y por azar, se encuentra con el enigma de Povonov.

El asesino sordo ciego le va persiguiendo, pero Davenport, haciendo uso de su ingenio, emprende una huida por la ciudad, que es descrita meticulosamente, pero que si has visitado la ciudad no se parece en nada a la realidad. Mientras intenta resolver el misterio, se encuentra con Katya, la asistente de Povonov, una chica aun más lista que Harry y guapa como un angel.

Mientras el asesino sordociego les persigue, va recibiendo ordenes de una figura misteriosa, que todo parece indicar que es Milton Swidonish, director del instituto Tolstoi.

En su huida, Harry y Katya se encuentran con Nicolai, antiguo colega de Davenport que les ayuda a escapar y a resolver parte del enigma. Un enigma que encierra otro enigma.

Después de varios acertijos, y cerca de resolver todo, se encuentran con el cadaver de Milton, y minutos después con el sordociego. Una pelea y el sordociego cae desde la azotea del museo Hermitage.

En el último acto Nicolai, Harry y Katya bajan a la cámara de conservación del museo, y justo en el momento que acaban de resolver el último misterio Nicolai se revela como la mente maestra que organizó todo.

Otra pelea y ganan los buenos.
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Aunque parezca el codigo Da Vinci, este ejemplo puede extrapolarse a otras novelas de Dan Brown, como Angeles y Demonios, ambientado en Roma, Fortaleza digital, en Sevilla, o la Conspiración, en el polo norte. El asesino letal es albino, hassessin, mudo o delta force. El malo final siempre es el que te han dicho antes que no podía ser... vamos que son todas iguales. Sólo cambian partes chorras del argumento.

Y se venden como rosquillas oye

2 comentarios:

Sonia dijo...

Aqui no puedo decir nada porque sólo me leí el Codigo DaVinci y fue más que suficiente. Debo ser la única persona que odia esa novela por lo mala que era y no por sus alusiones al posibe matrimonio de Jesucristo, que sería lo único interesante de esa novela si fuera medianamente original... ains... que injusto es el mundo de la literatura, y tantos autores con talento sin publicar....

L Gato dijo...

¿Qué le pasa a Dan Brown con los ciegos/sordos/albinos/zurdos/cojos...? ¿Qué extraña filia tiene con los psicópatas físicamente alternativos?

No sé por qué, pero me lo imagino yendo a buscar párquing y encontrando que el único lugar libre es reservado para minusválidos... y planeando una larga e insufrible venganza literaria.

O eso, o de pequeño le obligaron a tragarse enteros todos los Paralímpicos... Si no, no me lo explico.