Los 31 se acabarón. Después vinieron los 32 y de pronto, en mitad de los 33, la crisis se acabó. Y las ganas de contar todo fueron disminuyendo. A veces, sólo a veces... vuelven... y hay que guardar este sitio para poder contarlo.
domingo, 15 de septiembre de 2013
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Tu puedes reírte de un amigo siempre que la risa compense el daño que le haces al amigo.
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